En el mundo de las artes marciales, solemos ver la fuerza física como protagonista. Sin embargo, a lo largo de mi formación he descubierto que el verdadero combate no se libra con los puños, sino con la mente.
Soy Anna Viesca Sánchez, artista marcial y entrenadora multidisciplinaria, formada en Kenjutsu, Karate, Kung Fu, Tae Kwon Do, Muay Thai y Box. Mi experiencia me ha llevado a construir una filosofía que coloca el equilibrio emocional como la base de toda práctica marcial… y de toda forma de defensa personal.
Mi propuesta une técnica, introspección y lectura corporal. No se trata solo de cómo golpeamos, sino de quiénes somos en el instante previo al impacto. Con el tiempo, este enfoque ha empezado a resonar entre alumnos, instituciones y personas interesadas en ver el entrenamiento marcial desde un lugar más humano, más completo y más real.
El combate interno: donde todo inicia
Con frecuencia me preguntan por qué doy tanta importancia a la estabilidad mental. La respuesta es simple:
el combate físico es solo la expresión superficial de un conflicto mucho más profundo.
Muchas personas creen que el enemigo está afuera. Para mí, el primer adversario suele ser la mente: el miedo, la impulsividad, la falta de claridad.
Por eso, mi trabajo como instructora no termina enseñando golpes o posturas. También acompaño a mis alumnos a observar cómo reaccionan bajo presión, cómo se altera su respiración cuando aparece el miedo, cómo se tensan antes de moverse.
En mis clases, el silencio entre movimientos es tan importante como la técnica misma.
He comprobado una y otra vez que cuando la mente se ordena, el cuerpo la sigue.
El equilibrio emocional como herramienta técnica
Mi sistema integra elementos psicológicos, corporales y marciales. Para mí, la estabilidad emocional no es un concepto abstracto: es una herramienta técnica.
Me interesa especialmente estudiar lo que sucede antes del contacto:
el instante en que surge una emoción, el momento exacto en que el cuerpo se tensa, el segundo en que la respiración cambia.
Esos microajustes determinan la efectividad de cualquier acción.
Siempre digo:
“Un golpe fuerte puede fallar si la mente está agitada. Un movimiento simple puede ser devastador si nace desde la calma.”
Este enfoque ha conectado de forma especial con mujeres, niños y agentes de seguridad, quienes encuentran en él una manera de enfrentar situaciones de estrés sin perder control.
Tradición y modernidad: un camino que se encuentra en el presente
Mi formación multidisciplinaria me ha permitido tomar elementos de distintas artes para construir una filosofía propia:
la profundidad filosófica del Kenjutsu, la claridad energética del Kung Fu, la estructura del Karate y la intensidad emocional del Muay Thai.
Respeto profundamente la tradición marcial, pero también creo que debemos adaptarla a las necesidades del mundo actual: un entorno acelerado, emocionalmente demandante y saturado de estímulos.
Por eso, mis entrenamientos buscan más que desarrollar fuerza o técnica: buscan afinar la mente y fortalecer la presencia.
El movimiento se convierte en un espejo del estado interno; el combate, en una metáfora de los desafíos cotidianos.

